Los desafíos en la formación del 'nanotecnólogo'

Habilidades directivas como la inteligencia emocional y la negociación son algunos de los elementos claves para la formación complementaria que necesitan los profesionales de la nanotecnología para crecer.

La nanotecnología es el gran desafío de la sociedad actual y, según todos los indicadores, supondrá la revolución industrial del S. XXI. Sin ánimo de abrumar con muchos datos, resaltaremos que esta ciencia supondrá en inversiones, sólo en Estados Unidos, 2,3 billones de euros y llegará a los 13,8 billones de euros en 2013.

Nos enfrentamos a un reto fascinante y ambicioso que tendrá especial incidencia en los campos de la medicina, la construcción, la metalurgia, el textil, las tecnologías de la información, la producción y el almacenamiento de energía, la alimentación, el medio ambiente, la industria de la cerámica y el vidrio, la seguridad (método de detección de agentes químicos, nano-etiquetado de billetes) y la defensa.

Uno de los pilares básicos que habrá que cubrir para hacer frente a este impresionante reto será la formación. Analizaremos a continuación las áreas formativas que deberá cubrir un "nanotecnólogo" si quiere triunfar en el sector. Además de su especialización primaria en el campo de la física, la medicina, la biotecnología o la química -dónde deberá profundizar-, será necesaria una visión general de otros campos que no son su ámbito de formación original.

Dominio del inglés
Deberá formarse en la nanobiotecnología, la energía, la nanomedicina, el medio ambiente, haciendo especial hincapié en las aplicaciones industriales de la nanotecnología y las tecnologías de la información y comunicaciones. Como ya se sabe, el dominio del inglés es una garantía de éxito en cualquier ámbito profesional, pero se hace totalmente imprescindible en una especialidad como ésta.

Para poder llevar a cabo los proyectos nanotecnológicos, el experto en la materia deberá aprovechar al máximo los recursos financieros destinados a tal fin. El especialista deberá conocer las ayudas de I+D+i procedentes tanto de la administración central, como de la autonómica y europea, e incluso municipal.

El capital riesgo tampoco debe quedar al margen de su formación y tendrá que saber cómo presentar proyectos que puedan ser atractivos e interesantes para los futuros inversores. En este apartado, no estaría de más profundizar en las técnicas de negociación con los bancos y formarse en todo lo referente a conseguir patrocinios sin desdeñar a ninguna entidad privada.

Un baño sobre temas jurídicos y, sobre todo en lo referente a patentes, sería necesario para quienes estén dispuestos a navegar por las aguas de la nanotecnología: no olvidemos que la bioseguridad y la prevención de riesgos deben acompañar a la tarea investigadora. Asimismo, sería conveniente profundizar en los riesgos que su desarrollo pudiera tener para el medio ambiente, así como en cuestiones de responsabilidad civil.

Las relaciones profesionales deben ser fomentadas por los nanotecnólogos, ya que la red de contactos denominada networking puede ser un instrumento muy útil para conseguir sus objetivos. Otras habilidades directivas como la negociación, la inteligencia emocional y social, además de la resilencia (o resistencia ante las dificultades), sin olvidarnos de la oratoria, deberán componer el bagaje formativo del profesional de la nanotecnología. Dentro de este área cobra mucha importancia el trabajo en equipo y la motivación.

En definitiva, estamos frente a un desafío en toda regla para quienes dominan una de las áreas de la nanotecnología pero quieren crecer en este ámbito profesional, ya que no es posible ceñirse a un solo campo científico. Dejamos para el final lo que debería ser lo más importante, la ética y unos principios que deben regir cualquier actividad, ya que como dijo el filósofo Julián Marías: "sólo sobre la verdad se puede construir algo".

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